María, es maestra y vivió con nosotros la V Jornada de APS realizada el marzo pasado y ha querido compartir su experiencia.

«Soy maestra de PT, y cara al próximo curso voy a experimentar un cambio importante, trabajaré como tutora de primaria. El fin de la educación es formar personas competentes y capaces de transformar el mundo, ¿cómo es posible si tenemos a los niños y niñas sentados en su pupitre casi toda la jornada escolar?, ¿cómo es posible si están trabajando con el libro de texto, todos lo mismo y al mismo tiempo?, ¿cómo es posible si los tenemos escuchando – o haciendo como que escuchan – las historias que les contamos? – los maestros y maestras hablamos demasiado -. Esta manera de trabajar en el aula, aún tan generalizada, no me gusta, no me siento cómoda, no le veo la utilidad, somos esclavos de un libro de texto que es casi el padrenuestro o la biblia. Tal como lo explicaba Vicente en las jornadas “el acto de la educación es un acto mágico porque el libro de texto pasa, de la mesa del profesor a los apuntes del alumno, sin tocar la mente de ninguno de los dos”. Además de la angustia por cumplir lo programado, esas dificultades para “coordinarse”, para trabajar en equipo, para ponerse de acuerdo…. reuniones interminables de ciclo, etapa o claustro…

            Un día, una compañera manda al grupo de whtasapp un enlace para hacer las jornadas del Aps, y no se porqué, supongo que por esa motivación de cambio, de inconformidad con la manera en la que se trabaja en el aula, me apunté. Me sonaba eso del Aps, pero tan sólo eso, me sonaba.

            Y… allí estaba yo, en las jornadas, recibiendo gran cantidad de información, comentarios, experiencias… sin apenas entender nada. ¿Qué saqué en claro de mi participación en las jornadas? Motivación, ganas de enterarme de esta metodología educativa que dicen es tan potente. Intuía que el servicio era la clave, servicio diferente al que normalmente acostumbramos y acostumbro a entender (a Vicente no le gustaba el término), mejor sinergia, aprendizaje mutuo, crear lazos y vínculos… y me preguntaba ¿qué significa esto realmente?. Y el otro elemento que vislumbraba también clave ya en las jornadas: el trabajo en red…. ¿qué significa esto? ¿seré capaz?; y hablamos del tema en las jornadas, sobre todo en los talleres de la tarde, pero…. seguía sin entenderlo bien, sin captar su esencia.

            ¡Vaya que te complica la vida esto del APS!, puesto que salí de las jornadas pensando que tenía mucho trabajo en casa para descubrir realmente esta metodología, entender bien todo lo que nos habían contando, más aún si mi idea era ponerlo en práctica el próximo curso. ¡No sé si seré capaz!, ¡Esto parece realmente complejo!, ¡Es mucho lo que he de mirar, investigar, leer…! Por otro lado, nos habían dado alguna claves, empezar poco a poco, proyectos pequeños, copiar proyectos ya hechos…. que ayudaban a no sucumbir antes del intento.

            Y manos a la obra, me puse a leer todos los apuntes que desde la plataforma nos habían proporcionado, y releí algunos, y otros los tengo que leer más veces, y me hice mis apuntes para poder entender bien en qué me estoy metiendo.

            Puedo hablar de la importancia del trabajo en red y de como cada agente protagonista puede aportar a los proyectos de APS, desde la gran inexperiencia y sin vivencia alguna, y desde la convicción de que esto es la clave. Servicio y aprendizaje unidos, entretejidos (que no solapados o puestos uno al lado del otro), puesto que los diferentes aprendizajes se adquieren al realizar el proyecto, en todas sus fases, con los distintos agentes, profes – personal de las entidades – participantes en el servicio…

Cooperar con las entidades sociales (que no coordinarse, no se trata de repartir responsabilidades y luego… yo me lo guiso y yo me lo como, como ocurre en la escuela normalmente), se trata de ponerse a trabajar juntos, compartir un mismo proyecto, compartir objetivos, aunque cada uno asuma la parte que le toca. Se me antoja que esto requiere de mucho trabajo personal, de mucha práctica para saber escuchar, comprender, exponer, respetar, pactar, ceder, negociar, practicar el empatía… Actitudes y valores que vamos perdiendo justo porque cada vez las ponemos menos en práctica.

La dimensión del servicio es clave en esta metodología. Servicio como respuesta a necesidades reales de la sociedad (para transformarla, para cambiarla), lo que requiere de un esfuerzo de organización, cooperación y colaboración recíproca (para no caer en el asistencialismo), requiere de la creación de una red de lazos de colaboración y cohesión, requiere que todas las partes ofrezcan algo y reciban algo a cambio. Se me antoja que esta creación de lazos, este esfuerzo de organización – cooperación – colaboración recíproca, no se logra en un día, ni en un mes, sino que requiere tiempo y espacios compartidos – de relación – de conocimiento mutuo… ¿Será ésta una de las razones por las que se nos recomienda repetir el proyecto?. Creo que además el servicio permite hacer a la persona, al alumno/a – también al mismo maestro/a-, sujeto de la acción; dejamos de ser receptores pasivos unos y ejecutores del libro de texto los otros, rompiendo ese acto mágico de la educación del que hablaba al principio (ya no pasará el libro de texto a los apuntes sin tocar la mente de ambos); sino que para lograr los aprendizajes tendremos que implicarnos, comprometernos, negociar, dialogar, ceder, pactar, disciplinarnos, emocionarnos, experimentar…

Las asociaciones y entidades pueden aportar su experiencia, su estructura, a sus usuarios, medios materiales y personales, conocimientos concretos en relación al propio servicio… Además, teniendo en cuenta a las corporaciones locales, también pueden aportar visibilidad, publicidad, recursos, subvenciones, permisos, apoyo legal y asesoramiento, contactos…

            Sigo sintiendo vértigo ante la idea de poner en marcha algún pequeño proyecto de APS en el centro, pero… quién no se arriesga, no gana. Claves y ayudas se nos han proporcionado, ahora… solo queda “LANZARSE” a la piscina del APS.

            Muchas gracias por compartir vuestra experiencia, por la oportunidad de asistir a estas jornadas.»

María Carmen Molina Abad